Un equipo médico de Kuwait y China logró realizar con éxito una prostatectomía radical robótica asistida por control remoto, a 7.000 km de distancia. Este procedimiento consiste en la extirpación completa de la glándula prostática, generalmente indicada para tratar cáncer de próstata localizado. El estudio, publicado en Journal of Robotic Surgery, demuestra la viabilidad técnica y clínica de la telecirugía de larga distancia, abriendo nuevas posibilidades para el acceso equitativo a cirugías complejas en todo el mundo.
Introducción
La telecirugía —cirugía realizada por control remoto a través de un sistema robótico— representa una de las aplicaciones más prometedoras de la convergencia entre medicina e innovación tecnológica. Su desarrollo busca superar barreras geográficas en el acceso a procedimientos complejos, especialmente en regiones con escasez de especialistas o infraestructura quirúrgica avanzada.
Aunque se han reportado experiencias previas con cirugía a distancia, este artículo documenta la primera realización exitosa de una prostatectomía radical robótica transcontinental: el paciente fue intervenido en Kuwait, mientras el cirujano operaba desde Shanghai, China, a más de 7.000 kilómetros de distancia. Este procedimiento, utilizado para tratar el cáncer de próstata localizado, consiste en la extirpación completa de la glándula prostática, y requiere precisión milimétrica.
Enfoque y Resultados
El estudio describe un caso clínico de un paciente masculino de 60 años, con diagnóstico confirmado de adenocarcinoma prostático de riesgo intermedio (Gleason 3+4). Fue tratado mediante una prostatectomía radical robótica asistida (RARP), con un sistema quirúrgico Toumai Robotic Surgical System (TRSS). El procedimiento fue conducido en diciembre de 2024 desde una estación de control en el Shanghai Ninth People’s Hospital, conectada por fibra óptica de alta velocidad a un quirófano en un hospital terciario de Kuwait.
La configuración técnica incluyó una conexión primaria por fibra óptica dedicada, con respaldo automático de red 5G para garantizar la continuidad operativa. La latencia promedio fue de 181,4 ms, sin interrupciones o pérdidas de señal durante las cinco horas que duró la intervención.
Se implementaron protocolos de respaldo, incluyendo:
⦁ Presencia de un cirujano entrenado en el sitio quirúrgico.
⦁ Personal de anestesia y enfermería local capacitado para actuar ante cualquier contingencia.
⦁ Simulacros técnicos y clínicos realizados previamente para validar el protocolo de seguridad.
El paciente fue dado de alta en el segundo día postoperatorio. Al séptimo día, se reportó recuperación sin complicaciones. A las siete semanas, el nivel de PSA era indetectable y el paciente mantenía continencia urinaria completa, sin disfunción eréctil evidente.
Discusión y Conclusión
Este reporte constituye un hito en la historia de la cirugía robótica y la telesalud. El éxito técnico y clínico de esta intervención demuestra que la distancia física ya no es una barrera insalvable para procedimientos quirúrgicos de alta complejidad, siempre que se cuente con conectividad confiable, entrenamiento riguroso y protocolos clínico-técnicos validados.
Los autores subrayan que la telecirugía puede contribuir a reducir inequidades globales en el acceso a la atención médica especializada, especialmente en países o regiones con pocos urólogos experimentados en procedimientos robóticos. Sin embargo, alertan sobre la necesidad urgente de crear marcos regulatorios internacionales que garanticen la responsabilidad médica, la protección de datos y la cobertura legal de actos médicos transfronterizos.
También se destacan los desafíos éticos, financieros y de interoperabilidad tecnológica. En este sentido, se requiere de un consenso internacional entre sociedades médicas, autoridades regulatorias y empresas tecnológicas para consolidar este modelo como una alternativa segura y sostenible.
En suma, este caso clínico no sólo valida la viabilidad de la telecirugía robótica de largo alcance, sino que inaugura una nueva etapa para la cirugía digital, que podría revolucionar la formación médica, la cooperación internacional y la prestación quirúrgica en zonas remotas.