Un análisis de más de 12.000 participantes mostró que niveles elevados de colesterol remanente se asocian con mayor rigidez arterial, con un efecto no lineal y mediación parcial por marcadores inflamatorios. Así lo informaron los autores del trabajo publicado en Nutrition, Metabolism and Cardiovascular Diseases.
Introducción
La enfermedad cardiovascular aterosclerótica (ASCVD) sigue siendo una de las principales causas de muerte mundial, incluso en pacientes bajo tratamiento hipolipemiante. El colesterol remanente (RC), presente en lipoproteínas ricas en triglicéridos, ha surgido como un nuevo factor de riesgo, pero su relación con la rigidez arterial aún no está completamente aclarada. La rigidez arterial, medida por la velocidad de onda de pulso estimada (ePWV), constituye un marcador confiable de riesgo cardiovascular.
Enfoque y resultados
Se analizaron datos de 12.505 adultos de la encuesta NHANES (1999–2018).
Los principales hallazgos fueron:
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Se observó una asociación positiva y significativa entre niveles de RC y ePWV en todos los modelos de regresión ajustados.
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Los participantes en el quintil más alto de RC presentaron un aumento significativo de ePWV respecto al quintil más bajo (Beta ajustada Q5: 0,182; IC95%: 0,126–0,239).
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El análisis de curvas spline mostró una relación no lineal con efecto de saturación en niveles altos de RC.
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El vínculo fue más fuerte en menores de 40 años, mujeres, personas blancas no hispánicas y grupos con ingresos por encima del umbral de pobreza.
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Análisis de mediación evidenció que neutrófilos, relación neutrófilo-linfocito (NLR) y relación monocito-linfocito (MLR) contribuyeron parcialmente a esta asociación.
Discusión y conclusiones
Este estudio confirma que el colesterol remanente se asocia con mayor rigidez arterial, un marcador clave de riesgo aterosclerótico, independiente de otros factores tradicionales. La relación mostró un efecto de saturación, lo que sugiere la existencia de un umbral biológico. Los resultados subrayan el valor de RC como biomarcador para la estratificación de riesgo cardiovascular, en especial en poblaciones jóvenes y mujeres, donde la asociación fue más pronunciada. Los hallazgos respaldan la necesidad de considerar RC en estrategias preventivas y en la investigación de intervenciones dirigidas a reducirlo, con el fin de limitar la progresión de la rigidez arterial y el riesgo futuro de ASCVD.