En pacientes con cáncer, un VO₂ pico bajo se asocia con mayor carga sintomática y mayor prevalencia de factores de riesgo cardiovascular relacionados con el tratamiento a largo plazo; constituye, además, un predictor sólido e independiente de mortalidad por cáncer, cardiovascular o motivada por cualquier otra causa.
Características de la investigación
La revisión sistemática y el metanálisis incluyeron 44 estudios publicados entre 1994 y 2023, de los cuales 27 correspondieron a ensayos prospectivos con 1234 sobrevivientes de cáncer (edad media: 52 años) y 17, a estudios transversales con 1372 sobrevivientes de cáncer (edad media: 54 años).
Los autores cotejaron los datos con los obtenidos en un total de 1923 controles sin cáncer (edad media: 56 años).
El criterio de valoración principal correspondió a la variación en la capacidad cardiorrespiratoria, definida mediante el cambio en el VO₂ máximo antes y después del tratamiento antineoplásico sistémico.
Los criterios de valoración secundarios incluyeron las diferencias en el VO₂ máximo posterior al tratamiento entre los sobrevivientes de cáncer y los controles sin cáncer, además de los determinantes fisiológicos del VO₂ máximo.
En general, el 91 % de los estudios se centraron en el tratamiento del cáncer con quimioterapia.
Pese a que la duración media de los ensayos prospectivos fue de 13 semanas, casi un tercio no informó el tiempo invertido en el tratamiento.
El tratamiento antineoplásico sistémico se asoció con una disminución promedio del VO₂ máximo de 2,13 ml/kg/min antes y después de llevarlo a cabo (IC del 95 %, 2,76 a 1,5), sin diferencias significativas según el tipo de cáncer.
Durante un seguimiento medio de 2 años tras finalizar la terapia contra el cáncer, los investigadores informaron que el promedio de VO₂ máximo fue más bajo entre los pacientes tratados por cáncer en comparación con los controles sin cáncer (diferencia de media ponderada: 6,39 ml/kg/min; IC del 95 %, 7,6 a 5,18).
Entre los diversos determinantes fisiológicos del VO₂ máximo, la diferencia de oxígeno arteriovenoso reducida se asoció con un VO₂ máximo más bajo (beta = 2,55; IC del 95 %, 2,05–3,06; p < 0,001). Los investigadores no informaron ninguna asociación significativa entre el gasto cardíaco y el VO₂ máximo (beta = 0,88; IC del 95 %, –1,95 a 0,18; p = 0,1).
Los autores consideran que su trabajo es el primero en caracterizar con exhaustividad la magnitud de las alteraciones relacionadas con la terapia sistémica en diversos contextos oncológicos.
Por último, concluyen que, en los pacientes con cáncer, la asociación definida entre la disminución del VO₂ pico y los resultados clínicos adversos respalda la sugerencia de la terapia con ejercicios dirigida a preservar y mejorar el VO₂ pico durante y después del tratamiento oncológico.