Estados Unidos: Diferencias de género en el consumo adolescente de nicotina

Este resumen se desprende del artículo ya publicado por ASNC – brazo periodístico del Grupo SIIC – titulado "Bolsitas de nicotina ganan terreno entre jóvenes: alerta por nuevo patrón de consumo de nicotina", a partir del estudio publicado en JAMA Network Open, que documenta el aumento del uso de bolsitas de nicotina y cigarrillos electrónicos entre adolescentes. En esta subnota, nuestra Agencia de Noticias decidió poner el foco específicamente en las diferencias según el sexo de los adolescentes, destacando que los varones usan más bolsitas de nicotina y las mujeres, más vapeadores.
Grupo SIIC - JAMA Network Open

Este resumen se desprende del artículo ya publicado por ASNC – brazo periodístico del Grupo SIIC – titulado “Bolsitas de nicotina ganan terreno entre jóvenes: alerta por nuevo patrón de consumo de nicotina“, a partir del estudio publicado en JAMA Network Open, que documenta el aumento del uso de bolsitas de nicotina y cigarrillos electrónicos entre adolescentes. En esta subnota, nuestra Agencia de Noticias decidió poner el foco específicamente en las diferencias según el sexo de los adolescentes, destacando que los varones usan más bolsitas de nicotina y las mujeres, más vapeadores.

Introducción

El estudio nacional Monitoring the Future, coordinado por la Universidad de Michigan y basado en encuestas escolares representativas, exploró el uso de bolsitas de nicotina y cigarrillos electrónicos en estudiantes de 10.º y 12.º grado (16 a 18 años) de Estados Unidos. Más allá de las tendencias generales, el análisis identificó diferencias significativas según el sexo biológico de los adolescentes.

Enfoque y Resultados

Entre más de 10.000 estudiantes encuestados, los varones mostraron una mayor prevalencia de consumo de bolsitas de nicotina que las mujeres. Este patrón fue especialmente pronunciado entre jóvenes blancos no hispanos, residentes rurales y sin planes académicos universitarios.

En contraste, las mujeres adolescentes informaron mayor uso de cigarrillos electrónicos, tanto en el último año como en los 30 días previos a la encuesta. Las diferencias fueron estadísticamente significativas y consistentes con estudios previos sobre el perfil de consumo de nicotina según género.

Discusión y Conclusión

El estudio muestra que las diferencias por sexo en el consumo de nicotina entre adolescentes no son casuales ni aisladas, sino que obedecen a patrones estructurales vinculados a contextos socioculturales, segmentación de mercado y percepción de riesgo.

Los varones adolescentes, más propensos a consumir bolsitas de nicotina, suelen identificarse con productos discretos, con diseño deportivo o agresivo, y asociados a la masculinidad tradicional. Estas características son reforzadas por campañas de marketing que los posicionan como “alternativas modernas” al tabaco convencional. Su uso más frecuente en zonas rurales y entre jóvenes con baja expectativa académica sugiere también una relación con entornos de mayor vulnerabilidad estructural y menor acceso a información sanitaria.

Por otro lado, las mujeres adolescentes mantienen una prevalencia más alta de uso de cigarrillos electrónicos, especialmente en contextos urbanos y escolarizados. Este patrón ha sido observado desde hace una década y responde, en parte, a la percepción de menor riesgo y mayor control estético que ofrecen los dispositivos de vapeo, además de la fuerte presencia de estos productos en redes sociales y plataformas visuales de uso femenino adolescente.

Estas diferencias de género deben ser consideradas por los equipos de salud, por el sistema educativo y por los organismos regulatorios al momento de diseñar campañas preventivas o regular nuevos productos. No alcanza con mensajes genéricos: se requieren estrategias diferenciadas y culturalmente adaptadas, que reconozcan las formas en que género, clase, territorio y expectativas de futuro modelan el comportamiento de consumo.

Finalmente, los autores del estudio recomiendan incorporar el sexo como variable obligatoria en el monitoreo de nuevos productos con nicotina y sugieren que pediatras y profesionales de atención primaria incluyan estas formas emergentes de consumo en sus evaluaciones clínicas rutinarias, sin asumir que se trata solo de una moda pasajera.

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