Una revisión sistemática y metanálisis de 11 ensayos clínicos aleatorizados mostró que las dietas veganas reducen significativamente peso corporal, IMC, colesterol total, LDL-c y glucosa en ayunas, con beneficios más marcados en personas con síndrome metabólico y diabetes tipo 2. La revisión pertenece a Trends in Food Science & Technology.
Introducción
El síndrome metabólico afecta a aproximadamente una cuarta parte de la población adulta mundial y aumenta el riesgo de diabetes tipo 2, enfermedad cardiovascular y mortalidad prematura. Las intervenciones basadas en cambios de estilo de vida, en particular la dieta, constituyen un pilar en su manejo. La dieta vegana, caracterizada por la exclusión total de productos de origen animal, se asocia a mejoras en parámetros cardiometabólicos, pero su impacto específico en adultos con sobrepeso, síndrome metabólico y diabetes tipo 2 no había sido evaluado en profundidad mediante ensayos clínicos aleatorizados.
Enfoque y resultados
Se revisaron 4.094 publicaciones y se incluyeron 18 artículos que correspondían a 11 ensayos clínicos aleatorizados realizados entre 2013 y 2024.
Los principales hallazgos fueron:
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Reducción significativa del peso corporal (−5,05 kg; IC95%: 3,10–6,99) y del IMC (−2,26 kg/m²; IC95%: 1,68–2,85).
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Beneficios más pronunciados en personas con síndrome metabólico: pérdida de 10,37 kg y reducción de IMC de 2,86 kg/m².
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Mejoras en glucosa en ayunas (−0,34 mmol/L; IC95%: 0,16–0,53) y en la resistencia a la insulina medida por HOMA-IR.
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Disminución de colesterol total (−0,34 mmol/L; IC95%: 0,14–0,54) y LDL-c (−0,40 mmol/L; IC95%: 0,31–0,49).
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No se observaron efectos consistentes sobre presión arterial, HDL-c o triglicéridos.
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Los beneficios fueron más evidentes en individuos con diabetes tipo 2 o síndrome metabólico que en personas con sobrepeso sin comorbilidades.
Discusión y conclusiones
Las dietas veganas, ricas en fibra, fitoquímicos y grasas insaturadas, promueven saciedad, mejoran la sensibilidad a la insulina y modulan la microbiota intestinal, lo que explica los efectos favorables en el metabolismo de lípidos y glucosa.
Estos hallazgos respaldan su incorporación como estrategia no farmacológica y sostenible en el manejo del riesgo cardiometabólico, especialmente en poblaciones con síndrome metabólico o diabetes tipo 2. Sin embargo, la heterogeneidad de los resultados en lípidos y la ausencia de efecto sobre la presión arterial sugieren que se requieren estudios de mayor duración y en poblaciones más diversas.