Carolina del Norte (EE.UU.): la pandemia agravó las barreras para acceder a frutas y verduras en hogares vulnerables

COVID-19 y alimentos frescos: la pandemia profundizó la inseguridad alimentaria en hogares vulnerables. Publicado en Public Health Nutrition, un estudio realizado en el Estado de Carolina del Norte documentó cómo mujeres de bajos ingresos enfrentaron obstáculos económicos, logísticos y emocionales para sostener la alimentación saludable de sus familias durante el primer año de la crisis sanitaria.
Carolina del Norte (EE.UU.): la pandemia agravó las barreras para acceder a frutas y verduras en hogares vulnerables

COVID-19 y alimentos frescos: la pandemia profundizó la inseguridad alimentaria en hogares vulnerables. Publicado en Public Health Nutrition, un estudio realizado en el Estado de Carolina del Norte documentó cómo mujeres de bajos ingresos enfrentaron obstáculos económicos, logísticos y emocionales para sostener la alimentación saludable de sus familias durante el primer año de la crisis sanitaria.

Introducción

La pandemia de COVID-19 generó profundos cambios en los patrones de consumo de alimentos en todo el mundo. En Estados Unidos, los hogares de bajos ingresos enfrentaron desafíos particulares para mantener una alimentación saludable, especialmente en lo que respecta a frutas, verduras y productos frescos.
Este estudio analizó las experiencias de mujeres responsables de la alimentación familiar en Carolina del Norte durante el primer año de la pandemia. Su objetivo fue comprender cómo las restricciones sanitarias y económicas influyeron en la forma en que estos hogares accedieron a comestibles frescos.

Enfoque y Resultados

Entre octubre de 2020 y febrero de 2021 se realizaron entrevistas semiestructuradas a 44 mujeres con hijos menores de 18 años, residentes en zonas de bajos ingresos. El análisis temático identificó cinco tipos de cambios en la compra de alimentos, en especial frutas y verduras:

⦁ Reducción en la frecuencia de compra, motivada por el temor al contagio y la necesidad de limitar los desplazamientos.
⦁ Mayor planificación y organización previa, con listas cerradas y rutas optimizadas para evitar exposiciones prolongadas.
⦁ Disminución de la compra de alimentos frescos perecederos, sustituidos por productos más duraderos o conservas.
⦁ Incremento en el uso de programas de asistencia alimentaria como SNAP (Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria) y WIC (Programa Especial de Nutrición Suplementaria para Mujeres, Bebés y Niños), junto con bancos comunitarios.
⦁ Búsqueda activa de descuentos, marcas económicas y estrategias de ahorro, frente al encarecimiento general de alimentos saludables.
Las participantes relataron sentimientos de frustración, ansiedad y preocupación por no poder mantener una dieta adecuada para sus hijos.

Discusión y Conclusión

El estudio documenta cómo la pandemia de COVID-19 agravó la inseguridad alimentaria en hogares de bajos ingresos, no solo por factores económicos, sino por múltiples barreras logísticas, sociales y emocionales. Las limitaciones en la compra de frutas y verduras reflejan una combinación de obstáculos: aumento de precios, menor acceso al transporte, cierre de comercios y sobrecarga de tareas domésticas.
Los autores concluyen que las políticas públicas deben fortalecer los sistemas de asistencia alimentaria, mejorar la infraestructura de distribución de productos frescos y garantizar que las mujeres en situación de vulnerabilidad tengan recursos y condiciones para sostener la alimentación familiar ante futuras crisis sanitarias.

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